Unos días atrás mi hermano Alberto bajó con Pedro, un vecino y amigo, a Santander a hacer algunas gestiones, entre ellas comprar un jersey de lana gordo. Obviamente uno no se desplaza 125 kms. en pleno temporal sólo para una cosa. Después de comer le sugiere a Pedro que vaya con él a @El Corte Inglés. Os cuento con sus palabras la odisea.
“Como no teníamos muchu tiempo y llevaba Pedro el coche, no quería tenerle de zambembe de un lau pa otru, así que le dije, vamos al Corte Inglés que allí tienen de tó. Entramos directamente a la zona de hombres y ya sabes cómo es: en el mediu tienen un montón de ropa colgá, tó mezclau y bastante desordenau ─por ciertu, cómo es la gente, al lau nuestru había una mujer que andaba rebuscando entre la ropa como una gallina en un muñigueru; lo dejaba to revueltu y de cualquier manera, me entraron ganas de aporrearla…─ y después, por los laterales están las marcas de luju que además lo pone encima en un cartel… el tomi finger @Tommy Hillfiger, los del caballu @Polo Raph Lauren, esas chaquetas que llevaban muchos madrileños y olían tan mal @Barbour, Gastar @ GStar-Rwa… además se nota porque ahí lo tienen tó más guapu y colocaín”.
Hasta aquí, lo que más me llama la atención (y me alegra) es su sensibilidad con el orden y el trabajo de los otros, porque a su cuarto, que parece una leonera, le dedico tres días al año a ponerlo en orden, pero no tres veces, si no una de tres jornadas consecutivas.
Me sigue contando:
“Empezamos por el mediu. A la par que buscamos, preguntamos a los dependientes ─muy amables─ pero nos van mandando de una “casilla” a otra. Había muchos jerséis de lana muy guapines, de cachemir muy finos, como pa ir a la oficina y ya les expliqué que yo quería unu bien gordu. Como estaba siendo más complicau de lo que pensaba, le digo a Pedro que él vaya por un lau y yo por otru pa ganar tiempu. Le advierto que mire bien las etiquetas, que tienen que poner 100%, pura lana o guul en inglés, escritu con uve doble y o, o”.
Y es que últimamente le ha dado por el rollo de lo auténtico, natural, puro; nada sintético. Ya sea algodón, lana, comida, vacas Angus, rostros o tetas…
Concluye: “Y ná, que no hubo manera de encontrar un simple jersey de lana en tou corte inglés. ¡Concho, si el otru día hablando por teléfono sobre pladur (está convencido de que nos espían), me empezó a llegar publicidad de montadores de pladur! ¿Por qué no se enteran de que ando buscando un jersey de lana?.
Coincidiréis conmigo que no encontrar un jersey de lana no es ningún drama, pero si esto lo unes a otros hechos como que la empresa que fabricaba las corizas (un calzado de goma que se pone con las zapatillas o escarpines y se utiliza mucho en las zonas de montaña) cerró y ya no hay corizas a la venta (¡jo, en Madrid se hubieran forrado estos días!), pues nos metemos de lleno en una tragedia rural.
Lleva un tiempo que está enfadado y despotrica por todo: los medios de mass mansedumbre, los políticos consumibles, los holgazanes, los opinadores de opiniones ajenas (tertulianos, columnistas, redes sociales), el tratamiento de “reserva india” que nos dan a los rurales, la burocracia de sintasol, la tecnología que nos fagocita… un sinfín. Uf, ya resulta un poco cansino, no sé si es por efecto última nevada que está durando mucho o porque está leyendo El Sistema de Mario Conde que yo creo le está haciendo mucho mal a la cabeza. Además, es preocupante porque se reafirma en su condición: cada año amplía en dos el número de vacas y dedica más tiempo a su taller de la madera.
Así que hago un llamamiento a las marcas de ropa de lana del mundo: ¡uníos! decidnos donde podemos encontrar un jersey gordo de lana pura. Afinad con el bigdata, techwear, neuromarketing, etc. y aplicaros porque nunca se sabe dónde hay un nicho de mercado; Berto es un potencial comprador y le encanta hacerlo también a golpe de clic. No hay semana que no recibamos un pedido para él.