
Otoño es una estación en la que hay que realizar muchas labores. Se junta el final del verano -época de relativa actividad- con la preparación del invierno. No hay que olvidar que Cucayo (Dobres) está a casi 1.000 de altitud y el periodo invernal es largo.
Muchas de la tareas están relacionadas con la recolección. A mediados de septiembre, los huertos dejan de tener pleno rendimiento, las hortalizas, en su mayoría ya han sido recogidas, solo queda sacar las patatas, recoger las cebollas, fréjoles, puerros y plantar los nabos (el único fruto que resiste al invierno). Al mismo tiempo se van deshojando las berzas (no se arrancan enteras ya que se mantienen hasta finales de año), que sirven de alimento a los chones (cerdos), en proceso de engorde hasta Navidad.
También se recogen las manzanas, peras y frutos secos (nueces, castañas, avellanas, etc.). En octubre se cogen andrinos para hacer hacer pacharán, además de moras, arándanos y otros frutos del bosque para hacer mermeladas. Dependiendo si son meses lluviosos, hacemos incursiones por el bosque en busca de setas.
Hay que dedicar unos días a hacer acopio de leña. Ir a cortarlo al monte (normalmente arboles viejos o caídos). Además de troncos de más envergadura, otros más menudos y también escobas (arbustos con ramas muy finas), que son fundamentales para atizar la lumbre. Una vez traído a casa hay que organizarlo en el leñero.

A lo largo de noviembre es habitual matar ovejas para hacer cecina (de 1 a 4 dependiendo de cada casa). Se pone la carne a salar, después se seca y una vez curada se guarda en el arcón y se va utilizando para los cocidos de todo el año. También se hace morcilla y boronos.
El desván y la despensa ya están a rebosar, pero no hay que olvidarse de las necesidades de los animales de la granja. El pajar está lleno de hierba (se recoge en verano), pero todo ayuda y algunos vecinos también hacen hoja (cortan ramas de los fresnos principalmente) y se hacen coloños (fardos) para en invierno pelar la hoja y dárselo a las vacas. Los palos, como se aprovecha todo, sirven para la lumbre.
Es el momento de abonar los prados con el estiércol de vaca acumulado del invierno anterior en los aboneros. El ganado ya ha bajado de las cumbres, está en prados cerca de casa, aguantando hasta que caigan las primeras nevadas y se invernen en la cuadra.
Otra tarea propia de estas fechas, y antes de que se acerque el mal tiempo, es hacer reparaciones y mantenimiento de las propiedades e inmuebles. También guardar en el interior todas las plantas decorativas (geranios en su mayoría) que no aguantan las heladas.

Muchas de estas actividades se hacen desde tiempos inmemoriales, si bien, para algunas se utilizan herramientas y técnicas más modernas, la mayoría, en su esencia, no han variado a lo largo de los años. Otras actividades, por el contrario, ya están en desuso o han dejado de hacerse (coger bellotas para los chones, hoja seca para mullir la cuadra, hoja de acebo y tejo para engordar el toro, ir a moler el grano, hacer escarpines y albarcas para el invierno, criar ovejas, cabras, cerdos, etc.).

Hay que tener en cuenta que los días ya son muy cortos y al oscurecer (sobre las 6 de la tarde), uno se recoge en casa y deja de hacer cualquier actividad fuera.
Y aunque esto no es una actividad, a lo largo del otoño la mitad de las casas del pueblo se cierran. Muchas personas que viven solas o que pasan la primavera y el verano en el pueblo, se van con sus familiares a la ciudad (como Heidi) para volver pasado el invierno. Conclusión: en el invierno aquí solo quedamos los valientes (o los cobardes, según se mire, jeje).
Como podéis ver, no hay tiempo para el aburrimiento.