Estas son algunas de las actividades de grupo que se han realizado este otoño en La Posada de Cucayo. Los organizadores han tenido la gentileza de relatar en primera persona como vivieron la experiencia. Hay para todos los gustos: Paseo entre hayas, avistamiento de aves y ruta BTT. Esperamos que lo disfrutéis.
EL OTOÑO DE LAS HAYAS por Fernando Camacho – Alaventura
Desde hace ya varios años, cada otoño, organizamos un viaje desde Sevilla, para ver y disfrutar de los hayedos de la cornisa cantábrica. Este año pensamos en la comarca de Liébana y descubrir los bosques que se extienden desde San Glorio hasta Piedrasluengas.Personalmente conocía Cucayo, pero hacía de ese viaje más de trece años. Una corta estanciaen la casa de Desiderio, el bar del pueblo, que nos acogió a cuatro amigos, tras bajar de los puertos, una noche lluviosa de otoño.

Descubrimos la Posada de Cucayo, por internet y nos agradó la presentación de la familia y el hermoso edificio de madera vista. Ana y Tina nos ayudaron a planificar el viaje y la noche de nuestra llegada nos recibieron como el que llega a su casa.

Durante tres días recorrimos los hayedos de Pesaguero, Barrio y Ledantes, así como los altos próximos a los Puertos de Río Frío. Días luminosos, en los que se escalonaban los hayedos aún verdes de los valles, con los ocres de las zonas más altas.
Inexpugnable castillo, el valle de Dobres y Cucayo, refugio para la noche, cena, tertulia y descanso. Un lugar extraordinario, donde la naturaleza se manifiesta firme y el hombre se adapta al lugar, aportando la comodidad que los tiempos permiten, para goce de los viajeros que se atreven a pedir de nuevo acogida, como en mi caso, en esta nueva casa de la familia del añorado Desiderio, La Posada de Cucayo.
ENTRE GAVILANES Y AGUILAS REALES por Máximo Sánchez Cobo – El Bichu
Un día a finales de verano vino un grupo de gente que quería hacer una ruta ornitológica por los alrededores de Cucayo. Sin duda, un lugar excepcional si lo que queremos es una representación de la fauna de la Cordillera Cantábrica. El grupo, era muy variopinto en cuanto a sus lugares de origen: manchegas, valencianos, murcianos ¡e incluso un holandés!.
Tras un espléndido desayuno en La Posada de Cucayo, lugar dónde nos quedamos a pasar la noche, comenzamos una ruta circular que bajaba a Bárago, el pueblo que está en el fondo del mismo valle. Atravesamos salvajes laderas con robledal y roquedos, e hicimos una fructífera parada en una atalaya caliza en la que vimos todas las aves rapaces que quisimos.
Estábamos disfrutando con una colonia de buitre leonado, cuando en el mismo cantil escuchamos chillar a un halcón peregrino que posteriormente veríamos volando con su pareja. Apareció una culebrera también posada en un árbol seco en la ladera de enfrente, y atravesando el cielo a bastante altura, pudimos disfrutar también de un abejero, gavilán, busardo, y como colofón, un ejemplar de águila real que nos sobrevoló rauda. Además, vimos aves más pequeñas pero no menos interesantes como vencejo real, pico mediano, o camachuelo.
En lo que se refiere al avistamiento de mamíferos, no tuvimos suerte porque no madrugamos, pero si que pudimos ver rastros de animales tan interesantes como gato montés o como la marta.¡Otra vez será!
PEDALEANDO A PEÑA PRIETA por Francisco Callejo – Bike Rider Cantabria
Después de que me encargaran un fin de semana de mountain bike en un lugar apartado del mundo y con una buena cocina, no lo pienso dos veces: ¡Cucayo y su hermosa posada!. Es el sitio ideal, un pueblo que todavía conserva el sabor de antaño y en su posada podemos contar con todas las comodidades necesarias para el mantenimiento de la bici. Tienen una cocina casera única y la posada es muy acogedora y familiar.

El viernes aprovechamos el viaje hacia Liébana para desviarnos y subir a la Braña de los Tejos, y sin duda no defrauda. Nos encontramos con unos tejos de más de mil años preciosos. El sábado después de reponer fuerzas en La Posada de Cucayo intentamos subir a Peña prieta, pero la nieve nos hace darnos la vuelta y cambiar de planes. Aprovechamos para bajar por el camino antiguo de Cucayo hacia la Vega, Las Retuertas le llaman al sendero. Sin duda una pasada para los amantes del MTB. Después de un buen cocido lebaniego bajamos a Potes a la fiesta del «orujo», fiesta declarada de interés turístico nacional, donde los orujeros muestran todos sus productos. Sin duda una fiesta única.
El domingo volvemos a intentar subir a Peña Prieta por otra vertiente, esta vez el día acompaña, y ¡lo conseguimos!. Toda la subida es un auténtico espectáculo; Río Frío, Curavacas, los puertos de Pineda y la ansiada Peña prieta. Un descenso precioso y una gran comida en la Posada de Cucayo para rematar un fin de semana redondo.